viernes, 20 de junio de 2008

EL AJEDREZ NO ES PARA MÍ

El objetivo es matar al rey. Para ellos, tienes tus 8 peones, que se mueven de una en una y siempre hacia delante, menos para matar, para lo que se mueven en diagonal. Las torres se mueven tantas casillas como quieras y hacia donde quieras, pero siempre en línea recta. Los álfiles lo mismo, pero en diagonal. Los caballos en forma de L, y son los únicos que pueden saltar a las demás piezas. Y la reina, que es la más mejor, hace todos los movimientos, menos los del caballo. Vale, la teoría me la sé. Pero a la práctica...


A la práctica soy más malo que meterte un mentos en la boca y hacer gárgaras con cocacola. ¿Te crees malo al ajedrez? Juega contra mí. Palmo fijo. ¡Si hasta hice ajedrez como actividad extraescolar, y quedé último! Eso sí, conseguí que el campeón me ahogara al rey.

Es que en el ajedrez tienes que conocer bien a tu contrincante, estudiar sus movimientos, saber qué será lo siguiente que hará y anticiparte... ¿cómo voy a saber su próximo movimiento, si no se ni el mío? Yo para mover, sólo soy capaz de concentrarme en que después no me maten a ninguna, o al menos que la que me maten sea lo menos importante posible... y a veces ni en eso estoy atento. ¡Pero si ni siquiera recuerdo cuál fué mi propio último movimiento! Me gustan los juegos, pero en los de estrategia soy un negao. Ajedrez, Damas, Risk... malo en todos. Yo soy bueno al Parchís (y hasta ahí la lío con movimientos geniales), a la Oca, a según qué juegos de cartas, al Pictionary, al Trivial (sé jugar, otra cosa es que acierte las respuestas), y a los videojuegos de matar sin pensar. Y al Scrabble.

Pero esto de la estrategia no es lo mío. Si decido arriesgar, pringo por lanzao. Si soy conservador, me quedo acorralado y sin posibilidades. Por lento. Y eso de conocer al otro, y entender su estrategia... ¡eso sí que me desespera! Cuanto más rebuscados son sus movimientos, más me desoriento, y así acaban siempre mis partidas. Con lo sencillo que sería que todo el mundo jugara a mi estilo: si hago esto, es exclusivamente porque quiero, y creo que es lo mejor. ¿que qué haré luego? ¡Yo que sé! ¡Pero mueve ya, que me van a salir telarañas en los sobacos! Y por favor, movimientos sencillos y directos, no me vengas con "muevo aquí para que creas que voy por ese camino pero realmente lo que quiero hacer es ir por allí". ¡Nooooooooooooooooooo! Y ni se te ocurra hacer estrategias de esas en que dependiendo de lo que yo haga, irás para un lado o otro, hasta hacer que me desoriente del todo y no sepa ni lo que estoy haciendo... ¡Me va a estallar la cabeza de tanto intentar adivinar qué pretendes! ¡SIMPLIFICA! Si es mucho más divertido si lo haces fácil. Como yo hago, o al menos como yo lo intento. Enroca sólo cuando realmente quieras proteger, y arriesga si realmente quieres ganarme, que además verás que es muy fácil. Pero si enrocas, enroca de verdad. Porque si dejas un resquicio en tus defensas para que yo lo vea e intente aprovecharlo, y hacer la partida más amena y divertida, lo tienes claro. Si haces eso, yo, con mi mente simple y binaria, lo único que haré será imitarte y enrocarme yo también. Ataca y deja atacar, verás que es mucho mejor. Al fin y al cabo, estoy deseando ganar, pero si lo haces tú tampoco me parecerá mal. Me da igual quién diga las 2 palabras mágicas que indican que la partida se ha resuelto.
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Vaya paranoia para ser un simple juego... pero es que hace rato que dejé de hablar de ajedrez. ¡JAQUE MATE!


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