jueves, 17 de abril de 2008

¿Y A TÍ QUÉ TE PICA?

Me he despertado a las 4 y pico de la mañana, con mucho picor en la mano...


Jodido mosquito. Lo había oído antes de dormirme, trazando sus maquiavélicos planes mientras sobrevolaba mi oreja, y me había intentado tapar entero, en plan "para picarme tendrás que encontrarme primero, campeón".

Pues me encontró. Y del picor me he despertado. Qué exagerado, lo sé. Pero es que uno se hace mayor, y ya se desvela por tonterías. Todavía medio grogui por haberme despertado antes cuenta, he empezado a divagar. Yo soy de los que al despertarse de imprevisto, están unos minutos con pensamientos mitad conscientes mitad fantasía, y se me ocurren chorradas más absurdas todavía de las que pensaría mi Yo Despierto (concepto filosófico que me acabo de inventar). Ha sido entonces cuando ha aparecido el hipocondríaco que hay en mí (herencia familiar, gracias mami): ¿Será un mosquito tigre? O algún tipo peor de mosquito, que ha llegado aquí no sé como, soy el primero de por aquí al que le pica, y me muero y todo por no tener cura o no haberla descubierto aún (en serio que lo he pensado... y como estaba grogui, tampoco me preocupaba)... síiiii, saldré en todos los telediarios y crearé una mini-histeria colectiva, como la gripe aviar y las vacas locas. ¡Seré famoso! ¿O la garrapata centroeuropea? Ay, ahora me pica todo. ¿Me habrá picado en más sitios? No puede ser, sólo pueden picar una vez, luego se mueren. Ah no, que eso eran las avispas. ¿O eran las abejas? Mira que me rasco pero no deja de picar. Ahora me pica todo el brazo. Claro claro, ya lo entiendo, estoy notando cómo el veneno se está esparciendo por mis venas. Sí, seguro, es eso...

Por suerte luego ya he dado un paso más en mi camino hacia mi Yo Despierto y he reaccionado. Voy a por pomada. Esta es la casa de las medicinas, así que algo habrá... Me concentro. No es fácil salir de una habitación a estas horas de la noche en esta casa:

Tienes que ir en plan Comando Nocturno en Maniobra de Incursión, intentando recordar a oscuras cómo es la casa, y no hacer el más mínimo ruido. La Centinela está al acecho, preocupada por el bienestar de la camada, atenta por si alguno de sus "peques" (29 y 42 tacos que tienen los "peques") o su maridín necesitan su ayuda. Con los ronquidos de La Bestia de fondo, te diriges concentrado a tu objetivo. Como des un paso en falso o surja un imprevisto - ¡clank! esta escalera no debería estar aquí, o ¡plonk! ayayay, ¿quién ha cerrado esta puerta? - , empieza el espectáculo:
- ¿Quién anda ahí?
- Yoooooooooooo.
- ¿Qué pasa, hijo? ¿qué pasa? ¿qué pasa? ¿qué pasa?
- Naaaaaaaaaaada.
- ¿Qué haces levantado?
- Nada, que estoy buscando una cosa (intentando no darle importancia a la "cosa" en sí, para que se calle y se duerma y te deje tranquilo ya).
- ¿Qué cosa? ¿qué te duele? ¿te encuentras mal? ¿tienes ganas de vomitar?
- Noooooooooooooo.
- ¿Quieres que vaya?
- Que noooooooooooo, que sólo quiero agua (mentira piadosa, porque ni son horas de ponerte a dar explicaciones, ni te apetece. Quieres volver a la cama. Si realmente ibas a por agua, la conversación es exactamente la misma).
- ¿Seguro? ¿te duele la barriga? ¿me levanto y te preparo una manzanilla?
- Que nooooooooooo. Que tengo sed y punto.
- Ay hijo, no sé, como oigo ruido a estas horas, me he asustado.
- Que no tranquila.
- ¿Seguro?
Cesan los ronquidos, la cosa se empieza a poner fea...
- Que te duermas... Que vas a despertar a papá...
Demasiado tarde. El Gran Cajuna, La Bestia, ha despertado:
- CAGO'N LA OSTIA ¿qué son esas voces? que no dejáis a uno dormir tranquilo...
- Naaaaaaaada, dormíos los dos ya.
- No, el "niño", que se ha levantado, y tiene sed, pero dice que no se encuentra mal...
- ¡A CAGAR! ¡Voy a cagar ¿vale?! así que dormíos ya de una vez...
- ¡Ay hijo!, no se os puede preguntar nada, encima que me preocupo por vosotros...
- Mira que, mira que, cago'n la ostia, que no puede uno ni dormir...
Y ya buscas la "cosa", desvelado del todo, y escuchando a La Centinela y La Bestia hablando de fondo, en una especie de bucle dialéctico al más puro estilo Escenas de Matrimonio (...¡yei yei yeah!)

Variante #1. Realmente ibas al baño. Al salir, hay un bis en el show:
- ¿Se te pasó el dolor de barriga?
- ¿Pero qué dolor de barriga?
- Cago'n la ostia, ¿otra vez?
- ¡Hala, buenas noches!
- Ay qué malas contestaciones que tienen estos hijos míos, yo no se de dónde las han sacado...
- Cago'n la ostia, cago'n la ostia, mira que...
Te encierras en la habitación, cerrando la puerta, y a los 5 minutos vuelves a oír el rugido de La Bestia.
La incursión de esta noche (Operación Tú me das Cremita) ha sido todo un éxito. La Centinela no me ha detectado (aunque no descarto que mañana me dé los buenos días seguidos de un: ¿Te encontrabas bien anoche, hijo? Te escuché que te levantabas, pero como en esta casa no se os puede preguntar nada...) y no hemos despertado a La Bestia.

A ver, ¿qué venía yo a buscar? eso, una pomada. Yo creo que ya me pica hasta el corazón, habrá llegado ya el veneno allí, me queda poco tiempo... Aspirina, Gelocatil, medicinas varias, pero ni rastro de pomadas. A ver abajo... Thrombocid. Algo hará ¿no? Dios, qué mal huele.

Pues parece que funciona, ya me pica menos. Mi hipocondríaco interior se tranquiliza, y me susurra: Bueno nene, parece que saldremos de ésta... pero no bajes la guardia. El enemigo aún está al acecho. ¡Coño! ¡Es verdad! Ya no tengo ninguna duda, ahora lo recuerdo con claridad: efectivamente, los mosquitos no se mueren al picarte, a no ser que les pilles y los chafes de un manotazo.

Así que seguro que sigue allí, agazapado, esperándonos a mí y a mi dulce sangre... No hay problema, para eso nos dió Dios-nuestro-señor el Fogo ("[...]Y El Señor llamó a Moisés a la cima de la montaña y le dijo estas palabras: "Yo soy el Señor tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. Toma majete, un bote de Fogo, pa' que os defendais cuando envíe plagas de insectos castigando a los que no crean en mí. [..]").

Finalizo la Operación Tú me das Cremita cogiendo el bote de Fogo que por una providencia del destino está a la puerta de mi habitación. Cierro la puerta, y empiezo la guerra radioactiva. Toma ya, medio bote para un mosquito. Como se enteren en Kyoto me dan lo mío y lo de mi prima.

Empiezo a toser. Yo creo que me he tragado yo solito todo el Fogo, espero que haya quedado algo para el mosquito, al que imagino descojonándose desde algún rincón de la habitación. Seguro que en cuanto me duerma me vuelve a picar. Como medida disuasoria, dejo el bote al lado de la cama. Básicamente, para intimidar al enemigo, como diciendo: Tengo un bote de Fogo y sé usarlo.

Al tumbarme otra vez, me vuelven los picores. Ahora es en la cara. ¿Ya me ha vuelto a atacar? Ah no, eso es que hay café... hay cafeitarse. Muertico de sueño que estoy, empiezo a caer...

...zzzzzzzzzzz...

Justo antes de dormirme, me pica la nariz por dentro. Por supuesto, es por el Fogo que he respirado.

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Y hasta aquí nuestras aventuras de hoy. Buenas noches. Y cuidadín con los chupones...

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P.D. Buscando en internet cómo se escribe Thrombocid, he encontrado esto:

Había oído hablar de estos foros, pero no sabía que la gente llegaba a estos niveles de garrulería. Cómo está el patio...

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