Esta mañana, cuando he visitado el piso, ya como propietario oficial, las sensaciones han sido mejores aún que la otra vez que lo visité. Tenía igualmente el miedo a que un dia deje de poder pagar la hipoteca. Tenía también la incertidumbre sobre si aquí podría pasar lo que está pasando en Estados Unidos, donde la gente ya está pagando más de hipoteca que de valor real de su vivienda. Y tenía la rabia de tener un piso tan bonito (o al menos a mí me gusta mucho) y no poder disfrutarlo, tanto por distancia como por dinero. Pero, sobretodo, ahí parado en el salón tenía un pensamiento mucho mejor:
JOER, QUÉ PASADA DE PISO, ¡Y ES MÍO!
Ahora sí, ya me lo creo. Ya tengo un piso. Ahora esperemos que pueda tenerlo unos años alquilado, para pagar mejor la hipoteca y, en cuanto, pueda venderlo para comprarme uno en Girona. Pero eso será dentro de un tiempo, ahora mismo lo veo lejos...
Por cierto, hoy (1 de marzo, que ayer no pude acabar la entrada) he estado viendo el de Marc y Gemma, que también firmaron ayer hipoteca. También es una pasada, ¡y encima en Girona! Nos hacemos mayores...
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